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Desarrollo del taller No. 1 “Memoria y patrimonio”

Para lograr los objetivos del taller se propone realizar algunas lecturas, ("La misteriosa llama de la reina Loana" de Umberto Eco, "Tokio Blues" de Haruki Murakami y "Funes el memorioso" de Jorge Luis Borges) y reflexionar sobre:

1. Los personajes establecen diferentes relaciones con la memoria. Hable de ellos.
2. ¿Cuál sería el papel del olvido?
3. El patrimonio, ¿es todo? Sustente.


El propósito es que se contraste la idea de la memoria total, que como a Funes, lo paraliza y no lo deja vivir, ya que cada día vivido es recordado minuto a minuto. Así, el olvido es componente de la memoria: sin olvido, el acumulado total nos inmoviliza. El patrimonio se sostiene sobre una selección, sobre un tamiz que filtra. El exceso de patrimonio, de memoria, paraliza.

Bodoni, el personaje de Eco, puede recordar todos los eventos, pero no sus nexos emocionales con ellos, es decir, sus reacciones y vivencias: un patrimonio sin doliente.

La memoria tiene su propia dinámica: como en el texto de Murakami, recordamos cosas que creíamos no tener siquiera registradas. La memoria es caprichosa.

Para ayudar con las lecturas se realizaron dos animaciones (adaptaciones libres) de los primeros dos textos literarios: "La misteriosa llama de la reina Loana" de Umberto Eco y "Tokio Blues" de Haruki Murakami.





También se creó un juego con fragmentos del tercer texto para demostrar cómo el olvido es un mecanismo necesario para la memoria, la idea de una memoria total, paraliza y no deja vivir como le ocurre a Funes. Los participantes, por equipos, debían memorizar un párrafo completo del cuento de Borges, para después, con las palabras que componen dicho párrafo, desconectadas unas de otras, armarlo nuevamente.


Efectivamente, y a pesar de que cada persona debía memorizar sólo una línea del párrafo, en ningún corregimiento lograron en el tiempo establecido (10 minutos), armar el párrafo en su orden exacto, llegaba un momento en el que se paralizaban y no recordaban, lo que daba paso, eso sí, gracias al olvido, a párrafos también muy interesantes.

Después de las lecturas, las animaciones y el juego, los participantes, tenían ya mayores elementos para determinar entonces la relación entre memoria, olvido, identidad y patrimonio.

Para la actividad No2, los participantes debían dibujar su silueta a tamaño real sobre papel, para utilizarla como el espacio de museo personal, que sería organizado con las cosas que ellos traían en sus bolsillos, morrales o billeteras.


Posteriormente cada participante, realizaba una visita guiada al grupo por su museo personal, explicando cuál y porqué determinada parte del cuerpo era la salida o entrada del museo, las historias que envuelven a cada objeto allí expuesto y sus relaciones afectivas, enfatizadas igualmente, según el espacio de ubicación.

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